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Por A. Martín López Saldaña
Uno de los objetos que más llamó mi atención durante los primeros años transcurridos desde mi ingreso a la Biblioteca Nacional del Perú en 1993 fue el atril para libros que se utilizaba en las mesas de lectura de la entonces Sala de Investigaciones Bibliográficas renombrada posteriormente como Sala Alberto Tauro del Pino, la cual se ubicada en el segundo piso del denominado patio colonial del local institucional en la avenida Abancay del centro de Lima.
Desconozco si en algún momento las restantes salas de la Biblioteca también estuvieron equipadas con atriles, pues para el tiempo de mi ingreso laboral solo se encontraban en la Sala de Investigaciones Bibliográficas. Alguien me comentó alguna vez que durante la gestión de Martha Fernández como Jefa Institucional un buen número de atriles, ya inservibles, se encontraban arrumbados junto con otros muebles en idéntico estado en un pequeño patio interior localizado en el sótano del local de la Biblioteca. En honor a la verdad no estoy en condiciones de confirmar o descartar esta aseveración, pues no alcancé a ser testigo de la situación descrita.
Una de mis primeras preocupaciones al asumir la Dirección Ejecutiva de Servicios e Investigaciones Bibliográficas en el año 2004 (una de las varias ocasiones en que llegué a desempeñarme como director de una dependencia de la Biblioteca Nacional del Perú) fue precisamente hacer un recuento de los atriles existentes, e incluso reparar por mi propia mano algunos de ellos, en vista que el servicio de carpintería pasaba por carencias que determinaban la realización de otras labores “prioritarias”. Asimismo, recuperé dos de ellos que se encontraban en uso por personas ajenas a la Dirección, las cuales, justo es decirlo, tuvieron la gentileza de entregarlos a mi requerimiento, con lo que el total de atriles habilitados al servicio del público investigador llegó a ser de trece o catorce unidades
En el año 2006 se efectuó el traslado de las colecciones patrimoniales y del servicio para investigadores a la nueva sede de la Biblioteca en el distrito de San Borja. Al diversificarse el servicio de atención al público en general e investigador a través de las actuales salas de Fondo Antiguo y de Colección Peruana, se vio por conveniente distribuir los atriles existentes entre ambos ambientes. Han transcurrido casi tres años desde que me vi en la obligación de renunciar a la Jefatura del Equipo de Servicios Bibliotecarios que tenía a cargo la atención de los servicios al público en la sede San Borja, por lo que no estoy al corriente de cuántos atriles todavía permanecen en servicio, y si las autoridades que me sucedieron en la actualmente denominada Coordinación de Servicios Bibliotecarios tuvieron el mismo celo en mantener en buen estado los existentes o simplemente optaron por lo más cómodo para ellos: darles de baja.
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Mi interés por este mueble fue más allá de lo hasta aquí narrado. Llegué a determinar que en la Biblioteca coexistían dos modelos diferentes. En uno de ellos, al parecer el modelo más antiguo de los dos por la forma de sus bisagras, se encontraba adherida una borrosa etiqueta de papel donde aun se leía la inscripción a máquina de escribir “Patente N° 6851 Lima Perú”.
Practiqué alguna pesquisa en INDECOPI, llegando a determinar que bajo dicho número no existía una patente de atril. En cambio, sí figuraba el Número de expediente N° 011057-1978/OIN a nombre de Luis Alberto Villafuerte Rozas, con un diseño de atril muy similar al modelo que portaba la etiqueta en mención.
Si nos atenemos al diseño registrado que obra en los archivos de INDECOPI, advertimos en él un dispositivo para que el libro permanezca abierto. Los ejemplares de este modelo carecen de estos sujetadores, aunque conservaban parte del aditamento donde debieron estar originalmente articulados.
El segundo modelo parece una evolución simplificada del anterior, pues carece de sujetadores y varía ligeramente en sus dimensiones respecto al primero.
Como quiera que el registro del diseño primigenio se encuentra vencido y disponible para su usufructo público, y ante el pedido de varios usuarios asistentes al área de investigaciones que me manifestaron a lo largo de los años su interés por contar con uno de ellos, he procedido a realizar algunos apuntes con las medidas correspondientes al segundo modelo con la finalidad de posibilitar su reproducción por parte de los interesados, haciendo constar que el que escribe no es versado en carpintería o ebanistería. De la durabilidad de este mueble da fe su pervivencia al presente. Sin embargo, téngase presente que en la actualidad existe en el mercado una gran variedad de modelos realizados en materiales diversos.
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El atril es básicamente de madera. El ángulo de inclinación del libro colocado en él es variable. Se pueden distinguir tres secciones articuladas, las cuales denominaremos:
- Soporte del libro
- Parrilla de apoyo
- Riel de base
Soporte del libro: Consta de un total de doce piezas. Para su representación hemos procedido a identificar cada una de ellas con una letra del alfabeto, de la A hasta la L. Las piezas se ensamblan mediante clavos y pegamento. Las piezas frontales que van en contacto con el libro tienen un acabado barnizado o recubierto con fórmica.
Se muestra a continuación el detalle de las medidas de cada pieza.
Parrilla de apoyo: Consta de cuatro piezas de madera ensambladas mediante clavos y pegamento, y una varilla de metal inserta. Las partes A y B de la Parrilla de apoyo se articulan con las piezas G y H del Soporte del libro mediante dos pasadores metálicos confeccionados a partir de secciones de una varilla de metal de 4 mm de diámetro.
Riel de base: Conformado por cuatro piezas identificadas con letras desde la A a la D. El ensamblaje se realiza mediante clavado y pegado.
La pieza D del Riel de base va unida a la pieza C del Soporte del libro mediante la colocación de dos bisagras de 1 ½”.