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Se non è vero, è ben trovato

 ¿Un bibliotecario falsario? Neal Ascherson en su obra El Mar Negro, cuna de la civilización y la barbarie. (Barcelona, Tusquets Editores, 2001, 356 p.), cita al historiador y político checo Frantisek Palacky (1798-1876) (por aquel entonces lo que es actualmente la República Checa se hallaba bajo el dominio de Austria), quién no obstante haber normalizado el idioma checo y haber escrito La Historia de la Nación Checa en Bohemia y Moravia en cinco volúmenes, seguramente impulsado por su ardiente nacionalismo “fue engañado por Václav Hanka, bibliotecario (el énfasis es mío) del Museo Nacional de Praga, que fraguó una serie de manuscritos ‘antiguos’ (El cantar de Vysehrad y La canción de amor del rey Wenceslao) para apoyar las aspiraciones checas a una auténtica condición nacional.” Palacky los había dado por ciertos y se sirvió de ellos en su monumental obra.

Más precisamente, se trata de los manuscritos conocidos como Píseň Vyšehradskou (descubierto en 1816),  Dvůr Králové (supuestamente descubierto por el propio Hanka en 1817), Zelená Hora (descubierto por el colaborador del Museo Josef Linda en 1818), y Milostné písně krále Václava (descubierto en 1819). Además de Linda, al parecer Hanka contó con la complicidad de Francis Horčička, Václav Alois Svoboda y Josef Jungmann para la redacción de los manuscritos.

Ascherson nos explica también el porqué del embuste. El crítico literario Johann Herder en su obra Ensayo sobre el origen del lenguaje de 1772, preconizaba como un ingrediente insustituible y legitimador del nacionalismo el desarrollo de un lenguaje o idioma propio cuyo exponente máximo lo constituía una epopeya o canto perdido al estilo homérico, elemento inspirador a su vez de los nuevos poetas transformados en revolucionarios y luchadores por la independencia de sus países.

Para ser justos con Hanka, él fue nombrado bibliotecario del Museo en 1819, luego de haber depositado allí los “originales”. No obstante demostrarse la falsedad de los mismos luego de una larga y enconada polémica, nunca fue procesado por ello, y a pesar de su manifiesto nacionalismo y activismo checo, recibió honores y distinciones incluso por parte de emperadores.

Como el mismo Ascherson acota, el bibliotecario Hanka tuvo su antecedente en el escritor James MacPherson, quién en 1761 había publicado la traducción al inglés de la obra Cantos de Ossian, que no obstante ser una falsificación en toda regla (realizada por el propio MacPherson quién había declarado que había encontrado los originales en Escocia pero que finalmente nunca fueron mostrados) fue celebrada en toda Europa, a la sazón inmersa en la corriente del Romanticismo, como muestra representativa de la literatura celta e irlandesa.

En esta viñeta cómica checa titulada “Hanka y Linda”, extraída de “El asno de Buridán genéticamente modificado” (http://www.bugemos.com/?q=node/85), se aprecia a Václav Hanka falsificando los manuscritos bajo la atenta mirada de su colaborador Josef Linda.

Hanka

Se puede traducir así:

Hanka y Linda

Josef Linda: Guauu. Esta hoja realmente se parece a un viejo manuscrito.

Václav Hanka : Pueden abalanzarse sobre él, así que será muy grueso.

Linda: Bueno, por lo menos Hilda podría saltar sobre él.

Lo malo del chiste es que no se quién es Hilda. ¿Tal vez una rolliza pin up muy conocida en su época?